miércoles, 20 de enero de 2010

Sobrevivir, el mayor desafío tras terremoto en Haití

Puerto Príncipe, 19 ene (PL) Al cumplirse hoy una semana del sismo que devastó esta capital, tal parece que el peor castigo para muchos de los sobrevivientes fue escapar con vida del voraz terremoto.


Quienes burlaron a la muerte, ahora enfrentan el desafío de continuar con vida, en una urbe donde las calamidades se desbordan, en particular la carencia de agua, alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad, y las condiciones de insalubridad e inseguridad, entre otros males.
Sin embargo, reporteros y colaboradores coinciden en que la ciudad comienza a dar algunas señales de vida con el resurgir de cierta actividad comercial informal, y actividades mercantiles en pequeñas empresas, aunque sus latidos son aún muy débiles.
Se aprecian en algunas zonas labores de recogida de escombro y basura, son vistos menos cadáveres en las aceras y los buhoneros comienzan a abarrotar con sus mercancías zonas como la llamada Mache, de Pation Ville, aunque la demanda aún es minúscula, ya que evidentemente la circulación de "gourdes" (moneda local) es ahora mucho menor.
Carteles clamando por agua, comida y medicinas se multiplican en diferentes zonas, con sus autores a la espera de que, al menos, algún sorbo de las anunciadas ayudas internacionales haga blanco en sus familias.
Este martes, la barbarie se apoderó de Centre-Ville, una vasta área comercial capitalina que en su mayoría quedó convertida en amasijos de hierro y concreto, llenos de grutas que ahora son recorridas por sujetos, que cual reptiles, penetran agujeros inimaginables en busca de alguna mercancía cuyo canje pueda ayudarlos a saciar el hambre.
Riñas por doquier afloran por la disputa de los más disímiles objetos que son hallados, unos más valiosos y otros menos, pero todos destinados a ser vendidos o cambiados por alimentos.
Rollos de telas, manteles y prendas de vestir, entre otros muchos productos, son disputados por grupos de personas, que como aves de rapiña intentan ganar la mejor tajada, aún cuando se trate de un magullado portapapeles que escapó con vida de alguna oficina.
La violencia gana oxígeno minuto a minuto en áreas como esta de Puerto Príncipe, donde algunos dueños de negocios intentan mantener a salvo o evacuar lo que quedó de su patrimonio, mientras que los que no tienen nada buscan arrebatarle lo que ahora consideran está en terreno de nadie, como si imperara la ley de la selva.
Fuerzas de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) y de la policía local se desplazaron este martes hacia la populosa calle Dessalines, el corazón comercial de Centre-Ville, para intentar atenuar los saqueos, que van en ascenso y llevan el signo de la violencia y, asida a ella, el de la sangre.
En conversación con Prensa Latina, varios agentes haitianos comentaron que recibieron desde temprano la orden de desplazarse hacia esa arteria, donde se esperaba, como en efecto ocurrió, una ola de saqueos.
"Pero resulta imposible controlar la situación, todos quieren algo que les permita comer, estamos armados, pero lo que intentamos es persuadirlos de que no penetren en áreas que tienen dueños, pero desoyen nuestras órdenes", confesó uno de los uniformados, armado con fusil automático M-16.
"La gente no quiere nada, sólo comida", concluyó.
Durante recorridos que periodistas de varios medios realizamos por la congestionada avenida, en ocasiones atrapados en intercepciones viales sin salida abarrotadas de saqueadores, corroboramos los nuevos brotes de violencia, que fueron ganando en intensidad en el transcurso del día.
El tráfico vehicular se tornó casi imposible, entre las multitudes y las montañas de escombros de aquellos edificios que los caprichos del terremoto y de sus propias características constructivas los hicieron desplomarse hacia el centro de la vía.
No hay un lugar seguro en Puerto Príncipe, comentó uno de los reporteros, al presenciar como fragmentos del tendido eléctrico aún se vienen abajo, en algunos casos derribados por camiones que intentan atravesar calles convertidas en verdaderos campos de obstáculos.
Focos de incendios también enrarecieron la atmósfera de Centre-Ville este martes, cuando aún de las ruinas de escombros emana el hedor de cadáveres que no han podido ser extraídos por los socorristas.

Fuente Prensa Latina